Selección de coplas flamencas, que se renovará periódicamente
El cantaor jerezano José López-Cepero José Cepero (Jerez de la Frontera (Cádiz), 1888 – Madrid, 1960), acompañado a la guitarra por Ramón Montoya (Madrid, 1879 – 1949), grabó en 1929 para la Compañía del Gramófono esta letra por tarantas:Acaba de irte, Sol,
que salga la noche oscura,
que quiero hablar con mi amor
para salir de una duda
que tenemos entre los dos.Por aquellas fechas, también por tarantas, la grabó el Niño de Marchena y, años después, haría lo propio Manolo el Malagueño. Carmen Linares la interpretó por cartageneras en unos de los programas de la serie de TVE Caminos flamencos, emitida a finales de los 80 del pasado siglo.
No tenemos constancia de quién pueda ser el autor de esta quintilla, si bien no puede descartarse que fuera del propio Cepero, que, por ser creador de letras, fue conocido como “el poeta del cante”. Hay quien atribuye a Basilio, un gitano linarense primo de Ramón Montoya, la melodía de la taranta grabada por Cepero. Una melodía que va en la línea de la que, años antes, ya empleara Joaquín Vargas Soto el Cojo de Málaga en aquella otra que grabó con la letra “Yo no quisiera quererte, / Araceli a ti te llaman…”. Curiosamente, el cante del Cojo se identifica en la galleta del disco como “murciana”, y con él Manuel Ávila ganó en repetidas ocasiones el premio por murcianas en el Festival del Cante de las Minas de La Unión. De la grabación de Cepero, cabe destacar la forma escueta y concisa de conducir el cante, sin concesiones a la galería, con pases cortos, clara dicción, pero haciendo gala al tiempo de un buen dominio de la afinación y la respiración.
José Tejada Martín Niño de Marchena (Marchena (Sevilla), 1903 - Sevilla, 1976), acompañado a la guitarra por Manuel Serrapí Sánchez Niño Ricardo (Sevilla, 1904 - 1972), grabó en 1928 para el sello Regal un cante con esta letra:Acuérdate, vida mía,
siempre te encuentro llorando:
las horitas del reloj
me las llevo suspirando.La melodía con que la interpreta, de trazo sencillo y tercios de corto desarrollo, evoca en cierto modo los aires de la actual minera. Marchena exhibe en ella su peculiar forma de cantar, enfrentando los melismas con suma agilidad y ligereza, con cierta tendencia al falsete y dejándola por momentos en suspenso en pos de una mayor efectividad.
José Tejada Martín Niño de Marchena (Marchena (Sevilla), 1903 - Sevilla, 1976), acompañado a la guitarra por Ramón Montoya (Madrid, 1879 – 1949), grabó en 1929 para la Compañía del Gramófono esta letra por tarantas:Agua me nieguen los mares
si acaso la necesito,
el cielo me desampare
y caigan las plagas de Egipto
sobre mí si te olvidare.En realidad, lo hizo en dos ocasiones, realizadas ambas el mismo año, para el mismo sello y en ambas con Montoya a la guitarra (Gramófono AE 2939 y Gramófono AE 2968). Pero Marchena, cantaor heterodoxo donde los haya, no las cantó exactamente igual, sino que, jugando principalmente con el texto, supo singularizar una y otra. Montoya, por su parte, no se repitió tampoco: muy al contrario, dando sobradas muestras de su creatividad en el toque por tarantas, dio a cada una un envoltorio distinto a la hora de acompañarlas.
La melodía con la que Marchena interpreta esta taranta va en la línea de la que Manuel Escacena (Sevilla, 1886 – Madrid, 1928) había empleado un año antes en la taranta que graba con la letra “En el barco de tu anhelo / ya están los peces en calma”, cante cuya creación algunos atribuyen al propio Escacena. Marchena la ejecuta con su voz de ágil modulación, con tendencia al falsete y trazando unos tercios de arco amplio y muy efectistas.
El cantaor pontanense Juan García Ruiz Niño Hierro (1899-1987), acompañado a la guitarra por Miguel Borrull Jiménez (1900-1976), grabó para el sello Parlophon, en torno a 1930, esta letra por tarantas:A la boca de una mina
alegre sube el minero:
«Yo contento voy a ver
a la mujer que más quiero».
¡Qué grande que es su querer!Con la mina como telón de fondo, esta quintilla pone el foco en los amores del minero, en la mujer o compañera que anima su existencia y le ayuda a olvidar las fatigas del día a día encerrado en la oscuridad de un pozo.
La melodía, de la que hicieron también uso cantaores como la Trinitaria o el Niño de Marchena, algunos la asocian a Luis Soriano Cabrera el Cabrerillo de Linares (1892-1938), un cantaor aficionado que pasa por ser uno de los artífices del cante minero-levantino.
A pesar de la poca calidad de la grabación, se percibe en ella la maestría de Miguel Borrull hijo con la guitarra, así como la musicalidad, dulzura y facilidad de modulación de la voz del Niño Hierro, un cantaor de corta vida profesional pero que, por fortuna, dejó para la posteridad algunos registros fonográficos.
Pilar García fue una de las artistas de variedades que, por su versatilidad en el cuplé, la canción folclórica y el flamenco, reinó en los escenarios españoles de las primeras décadas del siglo xx. Un cartel de 1911 la presenta como «sin rival cantadora de flamenco a gran voz y notable coupletista».Acompañada por una orquesta, probablemente dirigida por Manuel Aparicio Redón, grabó para la Compañía del Gramófono, en torno a 1930, unas «canciones españolas» –bajo el título “No vayas más a la mina” –, entre las cuales inserta un par de tarantas. La segunda de ellas la canta con esta letra de José Sánchez Nieto:
A la Virgen más hermosa,
allí en Gádor se venera,
le pido que mi serrano
salga bien a flor de tierra.Pilar García la adapta a los aires de la conocida taranta de la Gabriela, tan popular por aquellos años y que obliga a quebrar el segundo verso, precedido por un “ay”, para construir el primer tercio o inciso melódico:
Ay, se venera,
ay, a la Virgen más hermosa,
y allí en Gádor se venera…Nuestra cupletista derrrocha en ella gracia y salero, dejando sobradas muestras de su excelente dominio de la voz y de la afinación, virtudes que ni siquiera la deficiente calidad de la grabación puede ocultar.
La Rubia de las Perlas es una cantaora de la que apenas nos han llegado noticias. De origen linarense, su vida transcurrió entre los siglos xix y xx. Según un anuncio aparecido en la revista Eco Artístico, en otoño de 1913 debutó con éxito en un local jerezano, acompañada por Alfonso el Cordobés. Junto a este mismo guitarrista, graba por esas fechas para el sello Odeon esta conocida letra:Acaba, penita, acaba,
me acabaras de una vez,
que con morirme se acaba
tanto penar y padecer.Se trata de una de las coplas más populares e interpretadas del flamenco. Guillermo Núñez de Prado la cita ya en su obra Cantaores andaluces (1904), en el capítulo dedicado a Conchita la Peñaranda, que probablemente la llevaría en su repertorio. En 1908, la grabaron Antonio Chacón y Manuel Torres y, desde entonces hasta el presente, numerosos artistas la han llevado al disco. Y lo han hecho siempre asociada al cante por cartageneras o, para ser más precisos, al cante por cartagenera grande, cuya melodía, de carácter algo triste y emotivo, se aviene muy bien con la temática de esta letra.
La Rubia de las Perlas, que la canta ligeramente variada, tras templarse con una salida por malagueñas, acomete el cante con solvencia, dejando sobradas muestras de su buen dominio de la voz, que lanza y recoge con maestría en pos de una mayor expresividad.
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